domingo, abril 01, 2007

300 espartanos


Leido en "http://55ciudades.wordpress.com/" -->cincuenta y cinco


300 tipos nobles“Ese día dejé de pensar en los héroes como tipos que se cuelgan medallas al final de la película y comencé a pensar en gente que hace lo correcto y después se hace cargo de las consecuencias, sea lo que sea”, dice Frank Miller (Sin City, Daredevil, Batman) del día en que vio “Los 300 Espartanos”, una película que narra la épica espartana frente a los persas en la batalla de Termópilas (año 480 a.C.) y que lo motivó a dar su propia versión de los hechos en la novela gráfica “300″, hoy llevada al cine.

¿Pero esos son los héroes? ¿Gente que hace lo correcto y acepta las consecuencias? No, esos son los nobles. Porque los héroes son justamente los otros: Daredevil y Batman (ah, y el Diego en México). Y también tenemos a los antihéroes: Marv, de Sin City, y casi todos los otros personajes de esta serie. Y por último, están los hijos de puta. Pero a esos no vale la pena darles prensa…


De 300 nobles se trata “300″, la película sobre los espartanos que, junto con 7 mil griegos, resistieron la abatida de 250 mil persas durante tres días, hasta morir. “300″ es una película que habla de nobles, de las sociedades libres frente a las invasiones, de su núcleo fachista, y de cómo la guerra puede contarse sin ser condenada por sus horrores.

Los 300 espartanos que motivaron aquella película que vio Frank Miller luego volvieron a cobrar vida gracias a su muñeca en la novela gráfica “300″, en la misma línea que Sin City. Y que hoy llega al cine, de la mano del ignoto Zack Snyder (que vio “Sin City”, de Robert Rodríguez, y dijo “ey, yo también puedo hacer algo así”… y fue corriendo a buscar otra historieta de Miller).

La anécdota es la siguiente: hace 25 siglos, un megaejército persa aplastó a los griegos, en agosto del año 480 a.C., en una costa griega llamada Termopylae. Pero la batalla es conocida, más que nada, por la bravura de esos 300 espartanos que componían el núcleo duro del ejército griego. Trescientos soldados que, hoy por hoy, serían algo así como una elite y que en esa batalla fueron los últimos en morir, luego de resistir tres días contra los persas y contra toda esperanza.

Como aprendimos con José Cosmelli Ibáñez y su “Historia 1 : Desde la prehistoria hasta los comienzos de la modernidad”:

“La educación espartana estaba enfocada principalmente a la guerra y el honor, hasta tal punto que las madres espartanas decían a sus hijos al partir hacia la guerra: vuelve con el escudo o encima de él, en referencia a que mantuviesen el honor y no se rindiesen nunca aunque con ello perdieran la vida.

“Esparta practicaba una rígida eugenesia. Nada más al nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era hermoso y bien formado. En caso contrario se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al Apótetas, lugar de abandono, al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco. De ser aprobado, le asignaban uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo para su futura vida de soldado”.

Por eso no es de sorprender que se mantuvieran firmes en la batalla ante las masas persas y aceptaran el sacrificio de lo inevitable: pagar con su vida el costo de una mala decisión militar. ¿Inútilmente? Algunos historiadores especulan: si no hubiese sido por los espartanos, hoy Europa sería islámica. Y entonces, ¿habría una Meca en París y una mezquita a cada cuadra en Berlin? Raro sería un mundo del revés. Por suerte, 300 tipos se encargaron de que todo esté en su lugar…


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